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Elia (Alice di Carlo), joven artista italiana nacida en Pescara en el 1985, conecta con Evru a través de sus estudios y trabajo alrededor de la poesía, la escritura y el dibujo en el año 2011. Sus intereses comunes los llevaran a realizar una serie de leporellos en que reflexionan sobre la disolución de la figura del artista. Factor que siempre ha estado presente en la obra de Evru, desde sus inicios a través de su cambio de identidad, hasta llegar a la voluntad de hacer desaparecer el yo a través del trabajo colectivo y en red.
En los leporellos de EliaEvru los límites entre la obra de un autor y del otro son del todo inseparables, elaborando un lenguaje en el que el flujo de la línea sea inacabable e inalcanzable. Realizan una serie de obras a cuatro manos, en las cuales los dos autores dialogan, a través de sus dibujos, pintan y borran aquello dibujado por el otro, profundizando en conceptos como la identidad, la autoría, la perdida de control sobre la propia obra o la fragmentación y disolución de la individualidad.
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Son imágenes, en muchos casos, producto del azar y la búsqueda, disparadas durante el proceso creativo de diferentes sesiones fotográficas con el único objetivo de obtener la fotografía definitiva. Estas pequeñas piezas, desechadas por la mayoría de fotógrafos después de cumplir una labor meramente informativa, las conservó Outumuro en una caja de su archivo etiquetada con la palabra TEST. Son imágenes-herramienta que servían entre otras cosas y en la era analógica, para controlar la exposición de la luz y la intensidad en el laboratorio.
En algunos casos se da la paradoja de que la fotografía final nunca superó la magia y la fuerza de algunos de estos Tests. Rescatadas con esmero, editadas en un cuidadoso tiraje en papel baritado y colgadas en esta exposición, estas fotografías asumen así su propia identidad.
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La obra esta formada por fotografías en blanco y negro de película documental en 16 mm de conflictos del siglo XX. El proceso utilizado por Francesc Torres fue pasar a video esta película, para posteriormente fotografiarla directamente desde la pantalla. Una vez fotografiadas, las imágenes fueron positivadas en película fotográfica en blanco y negro, aunque algunas se dejaron en negativo, por su calidad gráfica, y todas fueron intervenidas utilizando tinta china, rotulador y colorantes de repostería, entre otros medios.
Estos positivos manipulados se transforman en los originales utilizados en esta serie, editada por Raíña Lupa en el 2010. Cinco de las fotografias han sido editadas en papel Hahnemühle Pearl, mientras que las otras se presentan en formato diapositiva. Al final de todo el proceso nos encontramos, según palabras de Francesc Torres, con “un resultado que existe en la zona desmilitarizada entre la fotografía, el vídeo, la pintura, el dibujo y el grabado”.
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Los beneficios de las ventas de esta obra artística de la directora de Mapa de los sonidos de Tokyo irán destinados íntegramente a la rehabilitación del edificio del colegio. Estas fotografías enmarcadas reflejan la mirada de Coixet sobre Japón, su particular visión de la noche de Tokio, la naturaleza en rincones de la ciudad, y detalles de la vida cotidiana. Entre las obras se encuentra un retrato del célebre fotógrafo japonés Araki Nobuyoshi. La colección consta de 60 fotografías y 20 collages.
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De la prevalencia del mapa, de la guía o de un no-lugar tan hiperreal como Disneylandia es ejemplo acabado el caso de Des Esseintes, el personaje con que Esther Allen ejemplifica el extremo de cómo una guía puede llegar a sustituir la experiencia directa de un lugar. Des Esseintes es un personaje de Á Rebours de Joris-Karl Huysmans que, en el año 1884, llega a la conclusión de que para conocer Londres no es necesario viajar a Londres: “Piensa ir a a Londres […] pero el día lluvioso de París, una visita a una librería inglesa en la que compra una Baedeker sobre Londres y una cena en un restaurante inglés rodeado de turistas ingleses lo convencen de que no hay necesidad de emprender el viaje. Hojeando la Baedeker lee una descripción de unos cuadros ingleses que ya ha visto en una exposición itinerante; su tarde en París le ha provisto de todas las sensaciones que esperaba experimentar ante el espectáculo de Londres.”
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El material extraído a partir de las intervenciones en la cárcel, se compone fundamentalmente de una serie de estampaciones (arranques) sobre tela de distintas dimensiones, equivalentes al tamaño real de los muros estampados. Además de las piezas sobre tela, el proyecto se completa con un trabajo paralelo de fotografía documental y artística, y tres piezas de vídeo digital filmadas por las autoras en el interior de la cárcel durante el proceso de intervención en las celdas.
A través del encuentro con la presencia material de los fragmentos rescatados de los muros, y de la documentación fotográfica y audiovisual, esta muestra ofrece al espectador la oportunidad de acercarse a la realidad física y simbólica del espacio carcelario deshabitado, y de hacerse partícipe, al mismo tiempo, del acto de recuperación de su memoria. En este sentido, esta exposición se plantea también la posibilidad de producir un encuentro que acabe por conducirnos a una reflexión entorno a las cuestiones sobre el transcurrir del tiempo, sobre la necesidad de retenerlo y sobre cómo afrontar la inevitable desaparición de todo aquello que deviene temporal.
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Esta retrospectiva recorre la historia trazada en estos años, siempre ligada al libro y a la edición de los mismos. Historia que comenzó en París en el año 1994 y llega hasta la actualidad, en la ciudad de Barcelona.
En esta ocasión, los artistas que serán expuestos son Patricia Gómez y Mª Jesús González, Martín Guinovart, Antón Lamazares, Lluís Lleó, David Levinthal, Santos Montes, Leopoldo Nóvoa, Outumuro, Javier Pagola, Carlos Pazos y Francesc Torres.
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Santos Montes nos revela su otra pasión, el norte de España. Según el artista “en el norte tenemos una forma especial de relacionarnos con el mar, la playa, la luz”.
Este trabajo , que lleva realizando más de 6 años, muestra como protagonistas a las playas, los acantilados y las “catedrales naturales” del Norte. Lugares que, en muchas ocasiones, solo se nos revelan en verano y durante las pocas horas de bajamar. Santos nos relata así , la búsqueda personal de un “no lugar fuera del tiempo y del espacio”.
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